Por: Jesús Amador
Chetumal.- Quizás ambas comunidades cumplen con la mayoría de los requisitos establecidos en la ley para constituirse como municipios, pero necesariamente requieren de la voluntad política del gobernador Carlos Joaquín González para lograr ser el doceavo y porqué no, la treceava demarcación de Quintana Roo.
De entrada, la alcaldía de Nicolás Bravo lleva mano para erguirse como el décimo segundo municipio quintanarroenses, pero su homólogo Javier Rojo Gómez (Ingenio Álvaro Obregón) también «llora» para «independizarse» y créanme que ambos tienen todo los argumentos legales para hacerlo, lo único que falta es la voluntad política del gobernador en turno.
Si por cuestiones de legalidad, pertinencia e historia, desde hace varios años Nicolás Bravo, el famoso «kilómetro 71» debió alcanzar la autonomía del municipio de Othón P. Blanco. Desde la década de los 70’s y 80’s, la citada comunidad ha fungido como el epicentro de la zona limítrofe con Campeche, ahí se resuelve gran parte de la problemática que aquejan a los habitantes de la región. Ahora, además de sus actividades agrícolas, forestal y ganadera que le generan solvencia financiera, habría que sumarle el segmento turístico con las zonas arqueológicas de Kinichná y Kohunlich, amén al paso de las vías del Tren Maya.
Y el ingenio «Álvaro Obregón» no se queda atrás, sólo con la enorme cantidad de dinero que mueve su industria azucarera es más que suficiente para comprobar su solvencia económica. Además en el corredor de comunidades que comprenden la Rivera del Río Hondo también ofrece una enorme variedad de eco-turismo.
Entonces, quizá el problema para no ser considerados oficialmente como «aptos» para alcanzar el status de municipio sea meramente político. Quizá el verdadero meollo del asunto es que Carlos Joaquín no desea restarle poder político y económico al cada vez más olvidado y vilapandiado municipio de Othón P. Blanco, donde se asienta la paupérrima capital del majestuoso Quintana Roo.
Considero, a título personal, que Carlos Joaquín está ante la oportunidad de forjar su legado de desarrollo al sur, al abrir la puerta como en su momento lo hicieran otros ex gobernadores, al respaldar el clamor de estos quintanarroenses que anhelan progresar y guiar los destinos de sus comunidades, las cuales a decir verdad, siempre han transitado en el olvido por las autoridades municipales capitalinas.
Y la historia no miente, hace 28 años el ex gobernador, Mario Villanueva Madrid (MVM) cumplió el sueño de un puñado de cozumeleños que radicaban en la zona continental para crear Solidaridad, el octavo municipio de Quintana Roo. Y hoy en día se ha convertido en el corazón de la multivisitada Riviera Maya.
Félix González hizo lo propio en el 2008 y dio a Tulum el status de municipio, lo mismo sucedió con Bacalar en el 2011. Ahora ambas ciudades ya labran su destino y a simple vista han avanzado enormemente en comparación cuando eran simples alcaldías.
Beto Borge también escuchó y atendió la problemática planteada por los juarenzes alejados del glamour de Cancún y en el 2015 logró que la XIV legislatura aprobará la creación de Puerto Morelos como el onceavo municipio de Quintana Roo. Y hoy está pequeña localidad, cobijada por el pujante Cancun y Playa del Carmen, sigue consolidándose.
Bajo ese entendido, si en verdad Carlos Joaquín quiere que el sur de Quintana Roo se desarrolle y mejore su economía necesariamente debe tomar decisiones en apoyo. En 5 años de gobierno ya vio que ni metiendo programas especiales logrará acortar las diferencias económicas que existen entre norte y sur. Que necesita hacer las cosas de otra manera, y darle autonomía a estos ejes poblacionales, podría ser parte de la solución.
¿Será que en el ocaso de su sexenio Carlos Joaquín se anime a darle cauce y abanderar la causa de estos miles de quintanarroenses que luchan por conseguir su autonomía? Yo en su lugar sí lo haría y máxime si en verdad tiene verdadero interés para que el sur de Quintana Roo se desarrolle.
Tiempo al tiempo…