Por: Jesús Amador
Chetumal.- La obsesión que desde agosto pasado tiene el diputado perredista, Emiliano Vladimir Ramos Bustamante, para desbancar a Javier Zetina González como presidente de la Auditoria Superior del Estado de Quintana Roo (Aseqroo) no le permite ver con sapiencia la situación real del caso y en su terquedad está arrastrando a su colega, Eduardo Martínez Arcila, quien podría perder la presidencia de la Gran Comisión en la XV Legislatura por desacato.
Es más que visible que la férrea pero estéril lucha que desde principio de la actual legislatura mantiene Ramos Bustamante ante la designación de Zetina González no da para más cuando menos en la cuestión legal, no así en lo mediático o político donde podría ventilarse cada vez que algún político busque acaparar reflectores.
Hasta hace unos meses resultaba aceptable la tozudez del citado perredista por querer revertir tal designación, máxime porque ocurrió a finales de la pasada administración, pero ahora es incomprensible e incluso fuera de lugar y tiempo, porque el caso se encuentra en los tribunales y es un acto que se está juzgando.
Se entiende la frustración e ira que arrastra Emiliano Ramos Bustamante (presidente de la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública) porque no cumplió con el compromiso adquirido con el Poder Ejecutivo que era el de entregar la Aseqroo, como lo hizo su colega, Carlos Mario Villanueva Tenorio (presidente de la Comisión de Justicia), quien sí entregó la Fiscalía General de Quintana Roo a la nueva administración.
Tras esta debacle, bien valdría que Emiliano Ramos haga un recuento de los triunfos y derrotas que lleva a cuesta, pero sobre todo que tome conciencia que por su desmedida ambición que se está llevando entre las patas las carreras políticas de varios de sus amigos diputados.
De manera especial la carrera del diputado-presidente de la Gran Comisión, Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, quien como representante del Poder Legislativo, podría ser apercibido por la justicia federal por desacato, ser amonestado por insistir sobre un acto consentido y sobreseído.
Bien valdría la pena recordarle al diputado Emiliano Ramos que los alegatos presentados el lunes pasado son similares a los que presentaron los inconformes a la designación de Javier Zetina en las seis demandas que interpusieron ante la Ley, entonces, seguramente el juez determinará que es sobreseído.
No cabe duda que la ira se apoderó de la humanidad de Emiliano Ramos y de su intelecto a tal grado que dejó de pensar o razonar, porque sólo de esta forma se insistiría ante un hecho consumado y donde el juez ha desechado cuatro de las seis denuncias, principalmente la interpuesta por la ciudadana Teresita Quiven, la cual era la demanda más importante porque ella formó parte de la terna final de donde se eligió al auditor.
Pero no hay peor ciego quien no quiera ver…