Chetumal.- Los sanguinarios sucesos registrados la semana pasada en Playa del Carmen y Cancún no solamente dejaron en evidencia la lucha del poder por controlar la «plaza» de los diversos cárteles del crimen organizado, sino también la vulnerabilidad que existe para combatir este fenómeno que todavía muchos políticos se niegan a aceptar que existe en Quintana Roo pero que los ciudadanos viven todos los días por la inseguridad que permea.
Varias acciones hechas por las autoridades de los tres órdenes de gobierno en los últimos días no solamente han dado muestra de la preocupación que han dejado las balaceras del «Blue Parrot» en Playa del Carmen y hacia las instalaciones de la Vice fiscalía de la Zona Norte en Cancún, sino del temor que existe y que no es para menos.
El lunes la casa de gobierno en Chetumal era un «bunker», custodiada por personal de la Marina, Ejército Mexicano, policías federales, estatales y municipales dispersos por más de tres manzanas a la redonda uniformas y vestidos de civil pusieron a temblar a los vecinos del ahora mandatario estatal.
La causa fue una reunión donde la estrategia de seguridad a aplicar fue el tema principal, tal y como lo reconoció el gobernador del Estado, Carlos Joaquín González en entrevista tras un evento realizado en el centro social bellavista; el cual también estuvo resguardado por más de 100 elementos policiales estatales tal y como sucedía durante el mandato de Roberto Borge, además de los militares incluso con hummer y armas de alto calibre.
Pero como sabiamente reza el refrán: «El miedo no anda en burro» y sorpresa fue para muchos habitantes de Chetumal que la casa de gobierno ya cuente con una malla electrificada en toda barda perimetral; Beto Borge la aumentó casi un metro de altura y ahora incrementaron su seguridad.
Pero otro mensaje que hace pensar a la población que esta ofensiva que envió el crimen organizado si caló fue la reunión «secreta» realizada en palacio de gobierno encabezada por el impopular secretario de Gobierno, Francisco López Mena y donde estuvieron el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y el fiscal general del Estado, Miguel Ángel Cen Pech entre otros.
Rodeado por guaruras, el segundo piso de palacio de gobierno estuvo blindado por varias horas, al grado que los representantes de los medios de comunicación que por equivocación acudieron al lugar fueron retirados de manera prepotente por los guardias de seguridad e incluso amenazados para que no tomaran fotografías del operativo de seguridad que en ese momento estaba.
Pero eso no fue todo, sino que tras finalizar la reunión que duró más de cuatro horas, ningún funcionario o vocería oficial quisieron al menos reconocer este encuentro y solamente alcanzaron a decir que era una más de las que hacen semanalmente; respuesta que por supuesto no dejo satisfechos a los representantes de los medios de información.
Queremos pensar que por los temas tratados y acciones que llevarán a cabo es necesario guardar sigilo, sin embargo el grado de seguridad en el edificio público, el hermetismo y cerrazón para dar algún dato hacen suponer que el «miedo no anda en burro» o que vienen acontecimientos fuertes en la entidad, espero estar equivocado porque aun y cuando dicen que son hechos aislados la población esta atemorizada y las pugnas de poder entre el narco parece que no cesarán.