Por: Jesús Amador
Chetumal.- Hoy la mayoría de los chetumaleños seguimos alegres (muy pocos continuarán tristes y otro tanto seguramente preparan maletas para cambiar de residencia o incluso algunos ya habrán puesto tierra de por medio) por la llegada de Mario Ernesto Villanueva Madrid (MVM), quien después de 20 años, 2 meses y 13 días de emprender la huida por acusaciones de lavado de dinero y asociación delictuosa hechas por el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, retorna a la tierra que lo vio nacer, lugar en el cual fraguó su exitosa carrera política que lo convirtió en unos de los políticos más admirados y consentidos de los quintanarroenses.
Aun cuando han transcurrido más de dos décadas (la mañana del 27 de marzo de 1999) varios comunicadores recordamos –con algunas imprecisiones- la llegada de MVM a palacio de gobierno y también de su rápida salida, acompañado de su inseparable escolta, Abraham «Papalipa» Oliva. Fue la última ocasión que observamos en persona a Mario Villanueva, a partir de esa fecha se hizo «ojo de hormiga».
El resto de su historia -después de la fuga- es ampliamente conocida, como por ejemplo que el 5 de abril de 1999 (día en que entregó la estafeta de gobernador) era considerado prófugo de la justicia; que el 25 de mayo del 2001 fue detenido por la PGR en la alcaldía de Alfredo B. Bonfil; Enviado y regresado de centros penitenciarios de Estados Unidos y su paso por el Cefereso mexicano.
Pero esos capítulos de la historia de MVM ya están cerrados, ahora a partir del pasado miércoles 6 de junio comienza a escribirse el final de la citada y vaya que promete ser de alto voltaje porque Mario Villanueva tiene muchas cuentas por resolver desde cuestiones políticas, económicas, familiares y, obviamente, de traiciones.
Hablando de las acciones económicas y de traiciones, desglosamos parte del texto con el cual comenzamos esta información:
Muy pocos continuarán tristes…en este renglón nos referimos a los cientos de quintanarroenses, principalmente chetumaleños, que aprovecharon el despapaye por la huida de MVM para quedarse con dinero en efectivo, placas de taxi, patentes de mini-super, piano-bar y centros nocturnos, entre otros.
Y otro tanto seguramente preparan maletas para cambiar de residencia o incluso algunos ya habrán puesto tierra de por medio…este grupo es muy reducido, los nombres se pueden contar con los dedos de las manos, pero en estos recae un importante porcentaje de los negocios personales que tenía Mario Villanueva antes y durante su sexenio.
Pero las cosas se pusieron muy negras para algunos de los «socios» de MVM, de manera particular para quienes dieron por descontado que el ex gobernador ya no regresaría a Chetumal, que se iba a morir en el penal y dispusieron como suyas el porcentaje de la inversión del ex mandatario. Uno de estos pseudo-empresarios casi se moría de un infarto cuando, a través de una trasmisión en vivo, se enteró que el avión que traía a Mario Villanueva había aterrizado en esta ciudad.
«El patrón no podía creerlo…sus ojos deambulaban…sudaba frío…no sabía que hacer…en varias ocasiones me preguntó que si era verdad la llegada de MVM», refirió una persona que trabaja con uno de los supuestos socios de Mario Villanueva.
Es obvio que en cuestiones familiares, sociales y de política, Mario Villanueva tendrá motivos suficientes para volver a sonreír, a disfrutar del enorme aprecio que le tiene la gente, el cariño de «su prieta» (Isabel Tenorio) y sus hijos, así como el «gusanito» de la política que corre por sus venas.
Hoy más que nunca recuerdo una frase que seguidamente repetía Don Ernesto Villanueva Martínez, padre de Mario Villanueva, cuando nos invitaba a convivir al rancho que tenía frente al Mostrenco: «No hay mal que dure cien años y humano que los aguante».
Bienvenido inge, los chetumaleños de «buena madera» te recibimos con el aprecio y admiración ganada a pulso.
Tiempo al tiempo…