
Por: Jesús Amador
Los chetumaleños tenemos varias cosas que podemos ponderar por la fundación de nuestra ciudad y pujante capital de Quintana Roo, pero me quedaría con la resiliencia, la misma que mostró el marino Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres, mejor conocido como Othón P. Blanco, cuando arribó a la majestuosa bahía.
Nos queda claro, al menos a este escribiente, que somos de “buena madera”, con una enorme fortaleza física y espiritual; con una envidiable herencia por trabajar para labrar un mejor destino.
No claudicamos fácilmente y estamos acostumbrados a levantarnos de las cenizas, las derrotas son pasajeras y las victorias tomadas en su justa dimensión.
Conservamos la esencia de nuestros ancestros: seguir construyendo esta bendita ciudad para herencia de nuestra gente.
Enhorabuena paisanos, nos faltan muchas cosas que alcanzar