Por: Jesús Amador
Chetumal.- Es obvio que la autoexclusión de Rafael Marín Mollinedo para participar y obtener la candidatura de Morena a la gubernatura de Quintana Roo tiene varias lecturas políticas, quizá entre las principales se encuentre la expresada por él mismo, la de continuar trabajando con el proyecto encargado por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y la otra, dejar el «camino libre» al proyecto político que desde hace tiempo trabaja el equipo compacto de la 4T.
En las últimas 72 horas los quintanarroenses fuimos «bombardeados» con información mediática por doquier. Los equipos de campaña de los pre-candidatos (as) no se dieron tregua en aras de convertir en realidad los bosquejos vacíos construidos en el aíre, pero los resultados no han sido los esperados.
Sin duda hasta el viernes pasado el nombre de Rafa Marín fue el más pronunciado a lo largo y ancho de Quintana Roo. Se daba como un hecho que meramente cumpliría con el protocolo del registro para formalizar su candidatura a la gubernatura de Quintana Roo por la alianza guinda, pero no fue así. Desde la tarde del pasado viernes 12 de noviembre las cosas comenzaron a cambiar. En lugar de recibir la esperada noticia de tener ya al candidato (a) de unidad, solo merendeamos incertidumbre, la cual se mantuvo hasta altas horas de la noche cuando el susodicho confirmó que no se registraría. Fue un golpe certero que seguramente dejó en «shock» a más de uno de los integrantes del war rooms (cuartos de guerra) de los otros candidatos. Sin duda, es una noticia que requerirá mucho tiempo para poder descifrarla en su real magnitud.
¿Qué pudo influir para que Rafa Marín decidiera no participar en el proceso selectivo, cuando en las últimas semanas andaba más motivado que un niño de preescolar en su primer día de clases?
Lo más viable -y nos aventurarnos a decirlo-, es que AMLO lo convenció de necesitarlo más en su actual encomienda (director del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec), y por el enorme compromiso con la causa del gobierno de su paisano, lo aceptó sin chistar.
Su desestimiento también pudo ocurrir luego de que los «gurus» de la Cuarta Transformación (4T) expusieran el proyecto político que vienen trabajando para cimentar el «Lopezobradorismo» en el país, el cual él conoce a la perfección en Quintana Roo desde hace varios ayeres.
Es natural que con el paso de los días surjan otras versiones tan creíbles como las arriba expuestas. Ahora mismo algunas otras ya son vox populi, como que el supuesto amague del registro de Rafa Marín fue únicamente fue para evitar la prematura salida de la senadora, Marybel Villegas Canché, de Morena. O también, la que no tenía razón de registrarse porque la dirigencia nacional de Morena maneja en su bosquejo postular a una mujer como su candidata en Quintana Roo.
Insisto, en los venideros días se escucharán más supuestas causas que orillaron a Rafa Marín para no registrarse, pero solo serán rumores. Y se antoja muy difícil que citado personaje cuente la verdad completa de lo sucedido, y no porque sea mala, si no por el simple hecho de ser un servidor público leal con la 4T.
Para quienes presuman o argumenten que tal acción fue o es la «tumba política» de Rafa Marín están equivocados, esta jugada de «gambito de rey» lo mantiene como el referente del morenismo en Quintana Roo.
¿ Será que el desenlace de todo este enredo que trae Morena sea elegir a un verdadero candidato (a) que no sólo gane la gubernatura de Quintana Roo, sino que también logre hacer llegar la 4T a la entidad, la cual se ha demorado más de tres años?
Tiempo al tiempo…