Por: Jesús Amador
Chetumal.- Sin duda hoy 29 de septiembre quedará grabado en la memoria de los incrédulos que tildaron de “locuaz” al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador
(#AMLO) cuando anunció (agosto del 2020) que el Tren Maya no solo sería de Palenque (Chiapas) a Cancún (Quintana Roo), sino también incluiría a otras ciudades, como Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar, Chetumal, Nicolás Bravo, Xpujilx Revolución y Escárcega (Campeche).
Ante una multitud reunida en las inmediaciones de la majestuosa estación del Tren Maya, la cual aguantó temperaturas superiores a los 36 grados centígrados, AMLO puso en marcha la estación de Tsíiman K’aak (caballo de fuego) en ésta ciudad.
Vale recordar que en un principio citado Tren sólo contemplaba recorrer el tramo de Palenque a Cancún, ambas ciudades turísticas de la región, es decir, construir únicamente 900 kilómetros de vía ferroviaria. Pero tras varias reuniones y con la finalidad de impulsar el desarrollo económico y turístico de toda la Península de Yucatán, incluyeron el tramo restante (dónde se encuentra la estación y los talleres de Chetumal).
Es obvio que hasta ahora el primer tramo (Palenque-Cancún), los 900 kilómetros, funciona al cien por ciento. Algo similar ocurre en el tramo Cancún- Playa del Carmen-Tulum, y de esperan que en breve ya entre en operaciones los restantes del Caribe Mexicano (Tulum-Felipe Carrillo Puerto-Bacalar- Chetumal).
No cabe duda que con este tipo de acciones AMLO devolvió con hechos la esperanza y la fé a los mexicanos que vivimos en el sureste del país. Esta región que por varias décadas ha estado marginada y olvidada por el gobierno federal.