Por: Jesús Amador
Chetumal.- Además de su cercanía con el Presidente Andrés Manuel López Obrador (#AMLO) y amistad con la eminente candidata de la alianza morenista a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, -cosas que no son menores-, la gobernadora Mara Lezama tiene bajo control el escenario politico de Quintana Roo para la elección del 2024, considerada como la elección de «consolidación» de su gobierno.
Desde el sexenio de Mario Villanueva ( 1993-1999), ningún gobernador había tenido el control político total de Quintana Roo : En 1999, Joaquin Hendricks batalló con Juan Ignacio García Zalvidea (PVEM); en el 2005 Félix González con Greg Sánchez (PRD); en el 2011 Beto Borge con Julián Ricalde (PRD) y en el 2018 Carlos Joaquín (PAN) con Mara Lezama (Morena), todas esas «batallas» se dieron en el municipio de Benito Juárez, por cierto, de donde proviene la hoy gobernadora.
Durante su gobierno, Mario Villanueva tuvo el control absoluto de la entidad y superó sin novedad su elección intermedia, pero la repentina muerte del ex tinto candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta, cambió la historia, misma que ya es vox populi.
De entrada, Mara superó lo alcanzado por Villanueva Madrid en el siglo pasado, impulsada o «apadrinada» por el hoy Presidente de la República, AMLO, la ex alcaldesa de Cancún (2018-2021 y 2021-2023) no desaprovechó la oportunidad y desde ahí comenzó tejió su ascenso a la gubernatura que ahora ostenta. Y no se ha detenido, porque en un maratónico primer año logró una visible proyección en el escenario nacional a tal grado que hoy en día es una de las personas más cercanas a la virtual candidata de la alianza guinda (Morena-PVEM-PT) a la Presidencia, Claudia Sheinbaum.
Esas situaciones, aunadas a la construcción de su grupo político (maristas), permite a Mara afrontar con cautela la elección de junio del próximo año. Donde, obviamente, los principales problemas a resolver son al interio de sus aliados.
Es casi un hecho que ella y su grupo conocen el rumbo del proyecto, no así sus aliados o políticos que en los últimos meses se han sumado a las filas guinda, quienes desesperadamente buscan espacios para crecer su carrera en la administración pública, y que seguramente obtendrán, aunque estos sean de segundo o tercer nivel.
A estas alturas del quinquenio, este escribiente da por descontado que Mara y su gente de confianza tienen trasado el camino a seguir para la elección del próximo año e incluso del 2027, saben que el tiempo vuela y para conservar el poder es urgente planear, tejer alianzas y atender a los quintanarroenses.
Reitero, bajo esa premisa, pero excluyendo a los municipios generadores de divisas (Benito Juárez y Solidaridad) y la «capital de la grilla» (Othón P Blanco), seguramente Mara compartirá «el pastel» con sus aliados.
¿Corre el riesgo de perder algún municipio? Lo dudo, salvo que la oposición postule un candidato con las tres B (bueno, bonito y con billetes).
Tiempo al tiempo…