Por: Carlos Barrachina Lisón
Cuando no se conoce un contexto político no es difícil equivocarse. Si además se tiene una soberbia del tamaño del mundo, no se saben leer las señales políticas, y no se quiere aceptar errores, ni rectificar el rumbo, el camino al desastre es cuestión de tiempo.
La actual administración pensó que lograría mantener el apoyo ciudadano en las redes sociales; y que las estructuras electorales que funcionaron en la campaña apoyando a CJ se mantendrían leales.
Derivado de esta presunción ha creado un estrategia de “simulación” equivocada. En lugar de atacar en serio a Roberto Borge, y a los pocos periodistas que hicieron la mayor parte del trabajo sucio, ha tratado de manchar la imagen de la mayoría del gremio periodístico, para desviar la atención hacia lo verdaderamente importante. Ha atacado a los más débiles, y ha guardado silencio sobre los “importantes”. El error radica en que es a los verdaderos profesionales de la comunicación a los que trata de estigmatizar.
Calculaban los “intelectuales” del nuevo régimen que las redes se mantendrían fieles. En el fondo nos faltaron al respeto. Buena parte de ellos venidos del centro del país, parten de un prejuicio muy poco inteligente: “los de provincia no tienen capacidad política”; y piensan que eso facilita el que éstos sean fácilmente manipulables con “migajas”, y cuentos de ciencia ficción.
La paciencia de la ciudadanía que apoyó a Carlos Joaquín, y que tiene la libertad para poder expresarse se ha agotado. Las medidas adoptadas ya no se justifican con facilidad. En teoría para ahorrar, el Estado de Quintana Roo se ha endeudado mucho más; muchos puestos públicos han sido ocupados por personas de fuera del estado que responden a grupos económicos conocidos, en lugar de a una racionalidad administrativa entendible; no se presenta el programa de gobierno, ni se explican las medidas que se han pensado para que importantes sectores de la sociedad quintanarroense puedan desarrollar actividades productivas alternativas.
El Gobernador se la pasa presidiendo actos que le hacen aparentar ser políticamente correcto.. pero no se le ve liderando el proceso de transformación. No vemos un líder que se ponga a negociar, que ensucie su camisa y emplee su inteligencia en impulsar un cambio negociado con la sociedad. Muchos piensan que lo que realmente está sucediendo es que grupos económicos relacionados con gente del distrito Federal y Puebla han llegado al estado a enriquecerse y a aprovechar los seis años para llevarse lo que puedan. Quizás están equivocados, pero el equipo del Gobernador no ha hecho esfuerzos para aclarar la situación. No solamente eso, sino que han hecho circular audios del año 2010, que conocían perfectamente antes del inicio de la campaña, para desacreditar a parte del supuesto equipo del gobernador.
¿A qué están jugando? dice Manuel Alamilla que se cuidará que los funcionarios se desempeñen bien…. y que el gobernador será implacable con el cumplimiento de sus funciones. Aquí hay un claro ejemplo de ineficiencia: ¿en dónde está las respuesta del Gobierno? (aunque es cierto que buena parte de estos funcionarios forman parte del equipo “oculto” del Gobernador y no pueden ser removidos de sus puestos, porque no han sido nombrados).
Por si fuera poco, ahora pretenden recaudar impuestos extras a una sociedad empobrecida, a la que prometieron apoyar a mejorar sus ingresos. También en un contexto de austeridad se rescata la “socialité”, las fotos de gente “bonita” en fiestas “solidarias”, y se apoya al Televisa a través del TELETON.
En el colmo de la barbaridad, y el descaro, agentes políticos muy cercanos a CJ, han empezado a impulsar estructuras políticas paralelas al PAN y PRD, tratando que sus “antiguos simpatizantes” se organicen informalmente, para iniciar la operación electoral hacia el 2018. Éstos, no confían ya en la palabra de los operadores. Hicieron campaña, incluso poniendo de sus recursos, y han sido ignorados. Está muy difícil que se integren de nueva cuenta… y de forma gratuita las estructuras electorales. Aunque a los grupos de poder depredadores, como a Alejandro Magno, o a los emperadores de los imperios clientelares de la antigüedad, pudiera ser que no les importara el proceso del 2018, sino únicamente el negocio que puede salir del sexenio.
Piensen en el contexto:
- En las Redes, los ciudadanos quintanarroenses perdieron la paciencia, y reclaman (dentro de poco a los que defiendan al Gobierno se les va a empezar a acusar -en muchos casos de forma injusta-, de querer defender el “hueso” que obtuvieron).
- En los medios de comunicación. Los periodistas más capaces han sido ofendidos. Quizás como una estrategia de “desvío” de atención; quizás como una muestra de fuerza para negociar más tarde.
¿Creen sinceramente que se puede gobernar en contra de todo el mundo? ¿No aprendieron de Borge? ¿No es más fácil, ponerse en serio a gestionar de forma inteligente los problemas reales de la sociedad quintanarroense?