Por: Jesús Amador
Chetumal.- «La autonomía no sólo es un derecho de la comunidad universitaria, sino también es una exigencia de los quintanarroenses. Hoy más que nunca, el Estado necesita que los egresados de la UQROO expresen sus ideas libremente y se involucren en la vida pública», subrayó el diputado petista, Roberto Erales Jiménez, quien en días pasados atendió las inquietudes de una comitiva de citada universidad.
Y vaya que el legislador chetumaleño tiene razón al reconocer la odisea que desde hace años enfrentan los universitarios por obtener la ansiada autonomía, una lucha similar a la que hace varias décadas hiciera un puñado de intrépidos habitantes de Payo Obispo para lograr que Quintana Roo se convierta en el Estado 30 de la República Mexicana.
A este grupo de la «máxima» casa de estudios, y a todos los que empezaron la pugna, debemos reconocerles la resistencia hecha para sobrevivir, y incluso, dignificarla sin perder de vista el objetivo: lograr la autonomía.
Esta semana dieron un monumental paso para alcanzar el objetivo, por primera ocasión les abrieron las puertas del Poder Legislativo (lugar donde oficialmente se hacen las Leyes) para exponer sus inquietudes, fueron escuchados por diputados que seguramente serán factor importante a la hora de debatir en comisiones la iniciativa.
En los pasillos del inmueble de «Punta Estrella» se da por descontado que antes de concluir labores (agosto del 2022), la XVI Legislatura avalará la autonomía de la Universidad de Quintana Roo (UQROO). Ya existe pre-cabildeo entre las fracciones parlamentarias, únicamente buscan «planchar» algunos puntos para la citada autonomía se vea real, aunque de fondo no sea de manera absoluta.
¿Será mucho pedirle a los diputados, que al igual como trabajan sobre la autonomía de la Uqroo, hicieran lo propio para devolverle a los quintanarroenses los logros que fueron cercenados o eliminados en la anterior legislatura?
¿Será que el gobernador Carlos Joaquín se atreva a enviar una iniciativa -como la de la autonomía de la Uqroo- pidiendo restituir la residencia mínima para ocupar cargo público en la administración pública, y otras más que han reformado para cumplir compromisos de campaña?
Aclaro, amable lector, es una apreciación del escribiente y seguramente de miles de quintanarroenses. No se trata de una broma de «santos inocentes», o carta a Santa Claus o Reyes Magos.
Tiempo al tiempo…