Por: Julián Puente
Habría que preguntarse si el pueblo de México está preparado para la reelección. Recordemos que a partir del 2018 los cargos de diputados locales y presidentes municipales estarán sujetos a una reelec-ción de la generación de políticos que nos gobiernan.
Hoy se habla de la reelección de legisladores y presidentes municipales. El siguiente paso seguramente será una propuesta de reelección de presidente de la República y con ello regresar en la historia de Mé-xico donde un «sufragio efectivo, no reelección», será archivado olvidando por completo las miles de muertes que causo la revolución mexicana.
El principio político en lo que correspondía al Presidente de México sobre la no reelección fue de los temas de la Revolución de 1910, que perduro en la centuria pasada y con las reformas constitucionales del año de 1932 que prohibieron la reelección inmediata e indefinida de los miembros del Poder Legis-lativo, con lo que se garantizaba que el Ejecutivo Federal, tuviera un control total de los miembros de las Cámaras de Diputados y Senadores y sostener el sistema político, cuyo epicentro era la Presidencia de la República.
Recordemos que en enero del 2014 el Congreso del Estado aprobó la reforma constitucional federal en materia política y electoral, por lo que Quintana Roo se convirtió en el Estado número 18 de la Federa-ción en avalar la reelección de legisladores y ayuntamientos, así como la sustitución del IFE por el Ins-tituto Nacional Electoral (INE). La reelección de diputados y senadores será hasta por 12 años, es decir, los diputados podrán ocupar el cargo hasta cuatro periodos de tres años, y los senadores, hasta dos pe-riodos de seis años. Sin embargo, un legislador sólo podrá aspirar a reelegirse por el mismo partido que lo postuló, a menos que haya renunciado a éste antes de cumplir la mitad de su gestión.
Hoy a un año de distancia del 2018, no se necesita esperar más para saber cuántos de los 11 alcaldes merecerían la confianza de sus ciudadanos para buscar la reelección. La verdad, son muy contados los que merecería volver a jugar para el mismo puesto. Por ejemplo la gente de la Isla de Cozumel pensaría dos veces en volver a votar por Perla Tun como su presidenta.
Hay alcaldes que están seguros de reelegirse, no por su buena gestión, sino por la confianza que tienen en sus relaciones con grupos políticos, con los ex gobernadores y con el propio Gobernador.
Pero hay otros presidentes municipales que buscaran cargos de mayor relevancia como una diputación federal tal es el caso de Luis Torres Yánez quien de ser así cuenta con el respaldo ciudadano además de que ha sabido ganarse la confianza de más de un grupo político. Dicen los apologistas de la reelección que uno de los puntos principales a perseguir con estos cambios constitucionales serían el cumplimiento del mandato, la transparencia absoluta en el manejo de los recursos y el control y la prohibición de entablar compromisos económicos con empresarios, empresas nacionales y transnacionales o con otros factores. Hoy día hay, aunque usted no lo crea, personajes de la política que han sido por más de un cuarto de siglo legisladores que poco o nada han hecho por sus representados, claro ejemplo podemos mencionar a un Carlos Romero Deschamps líder petrolero, Emilio Gamboa Patrón, Porfirio Muñoz Ledo, Manlio Fabio Beltrones entre muchos más que solo brincan por la vía plurinominal del congreso de la unión al senado de la república y viceversa. Creo que una verdadera democracia se alcanza no con la reelección sino con la vigilancia del cumplimiento de la responsabilidad.
No obstante, México con graves problemas de cultura, educación, inseguridad pública, desempleo, ma-nifiesta ciertos indicativos que la reelección no será una solución para que los diputados o integrantes de los ayuntamientos sean profesionales, aptos, calificados, competentes e idóneos.
Los indicadores demuestran otra cosa, como el abstencionismo que es evidencia sobre la falta de credi-bilidad sobre la solvencia que tienen los candidatos y partidos políticos. Debieran primero profesionali-zarse y después acceder al poder político. Asimismo, debieran rendir cuentas los diputados a la ciuda-danía, de sus resultados como una obligación y con sanción cuando no cumplan con lo que prometen o se comprometen. Esto sería el verdadero sentido de la democracia responsable, eficaz y congruente con los tiempos actuales.