Por: Jesús Amador
Chetumal.- Sin lugar a duda la designación del próximo presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), a celebrarse la próxima semana, ha puesto de cabeza el ajedrez político de Quintana Roo a tal grado que hasta el propio gobernador, es decir, el titular del Poder Ejecutivo, Carlos Joaquín González, tuvo que hacer una temeraria declaración para calmar los ánimos de sirios y troyanos que amenazan con derrumbar cualquier obstáculo en caso de no verse favorecidos con la silla que dejará vacante el súper cuestionado, Fidel Villanueva Rivero.
A menos de una semana de conocer el nombre del magistrado que dirigirá los destino del Poder Judicial, los ánimos de los grupos políticos y económicos que controlan Quintana Roo se encuentran en su máxima expresión, incluso muchos de sus simpatizantes cuestionan cualquier acción positiva que circule de los magistrados contrarios a sus intereses.
En los últimos días las presiones externas e internas hacia los magistrados han subido de tono y las negociaciones se han multiplicado para «bajar» o «enfermar» a algunos de los citados que tienen verdaderas oportunidades para resultar elegido.
Es obvio que los operadores políticos del gobernador Carlos Joaquín intentan hacer su trabajo similar al efectuado el año pasado con el Poder Legislativo, donde lograron obtener la presidencia de la Gran Comisión, misma que recayó en la figura del diputado-panista, Eduardo Martínez Arcila.
Pero ahora las condiciones políticas son diferentes a las que prevalecían hace un año porque en aquel tiempo Carlos Joaquín requería tener el control político y económico, contrario a lo que sucede ahora.
Hoy en día y a la víspera del proceso electoral del 2018 donde deberá definir a que candidato presidenciable apoyará, Carlos Joaquín requiere tener el control político de hasta quienes visiten la isla de Tamalcab para no correr riesgos innecesarios.
Ante tal acción, calificada por los politólogos como «concertación política», Carlos Joaquín estará
pensando en algún magistrado que además de garantizar al crecimiento del Poder Judicial, también contribuya a la estabilidad política de Quintana Roo
No existen libros sobre lineamientos políticos y mucho menos una intromisión de Poderes en Quintana Roo, pero estoy seguro que la mayoría de los magistrados que la semana pasada degustaron una exquisita cena en casa del extinto «tatich» cozumeleño salieron convencidos que por encima de sus intereses personales prevalecen los de Quintana Roo. Y una forma de garantizarlo es apoyando para que uno de sus colegas con presencia y arraigo entre la clase política, social y económica del sur del Estado sustituya a Fidel Villanueva.
Pero las apuestas siguen y ante los aíres democráticos que siempre han soplado en el Poder Judicial todos los magistrados (Dulce María Balam Tuz, Verónica Gloria Acacio Trujillo, Juan García Escamilla; Felipe de Jesús Solis Magaña, José Antonio León Ruíz, Gustavo Adolfo Del Rosal Ricalde, Mario Alberto Aguilar Laguardia, Adriana Cárdenas Aguilar, Mariana Dávila Goerner y Carlos Alejandro Lima Carvajal) mantienen esperanzas de ocupar el máximo honor que tiene cualquier profesional del Derecho.
Tiempo al tiempo…