Por: Jesús Amador
Chetumal.- No cabe duda de que el dirigente perredista en Quintana Roo, Leobardo Rojas López, anda más perdido que «cualquier campesino en la ciudad» al soñar despierto y alucinar que con el mísero 3.95 por ciento de votos en la pasada elección ya pueden aspirar a «grandezas» en las elecciones del próximo año.
La soberbia que el buen Leo destila por doquier no le permite dimensionar en su justa realidad lo que ocurre con el PRD en Quintana Roo, el cual de entrada perdió las tres presidencias municipales que hasta septiembre próximo ostentan (José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Tulum).
Entonces ¿de qué mejora presume Leobardo Rojas, si cuando se habla de mejorías es cuando ganas más de lo que tenían?
¿De qué sirve presumir el pirrico aumento de votos obtenidos cuando no lograron retener ninguna de sus tres presidencias municipales?
Obvio que entendemos la urgencia que tiene Leobardo y el grupo que controla el PRD-Quintana Roo para «venderse» al mejor postor y no hay otra forma que «auto-cotizarse» para conseguirlo.
Entendemos que por cuestiones de marketing político, el próximo (a) candidato (a) de la alianza adversa a Morena para la gubernatura de Quintana Roo podría ser vestido de amarillo, pero de eso a que la banda de Leobardo Rojas sean los protagonistas de posible designación esta muy, pero muy lejano.
Que paradójico presumir 11 regidurias plurinominales que tendrá el perredé a partir de septiembre próximo, cuando hoy en día gobiernan 3 de once alcaldías quintanarroenses, es decir, 18 regidores uninominales.
Tiempo al tiempo…